CALI-, CALO-, primer elemento de palabras compuestas, procedente del gr. κάλλος ‘belleza’ o de su primitivo καλóς ‘hermoso’: calidoscopio [ya Acad. 1884], compuesto con εƸƌος ‘imagen’ y σκοπεƗν ‘mirar’: se ha empleado mucho la forma incorrecta caleidoscopio [1849-62: F. Caballero]; calidoscópico; caligrafía [Terr.]1, calígrafo [íd.], procedentes de los gr. καλλιƔραưία, καλλιƔράưος íd.; caligrafiar, caligráfico; calipedia, derivado del gr. καλλίπαις, -αιƌος ‘que tiene hijos hermosos’; calistenia, compuesto con σȎένος ‘fuerza’; calitipia, con τύπος ‘impresión, huella, imagen’. Calobiótica, con βίος ‘vida’; calocéfalo, con κεưαλƲ ‘cabeza’; calofilo, con ưύλλον ‘hoja’; calología, con λóƔος ‘tratado’; calóptero, con πτερóν ‘ala’; calomelanos [1865], como el fr. antic. calomélas (el fr. calomel se ha empleado también en castellano: 1901), formado con μέλας, μέλŖνος ‘negro’: la historia y explicación semántica de la palabra son inciertas2.

1 También calografía.―

2 El fr. calomel se halla desde 1752, y calomélas ya en 1803-29; el ingl. calomel, ya en 1676. Dice Littré que el nombre se explica porque el primer químico que preparó esta sustancia, pudo observar cómo «un hermoso polvo negro se cambiaba en blanco». Según la Acad. habría alusión a un esclavo de Turquet de Mayerne, químico suizo que vivió en Inglaterra, fallecido en 1655. Pero en vista de los datos reunidos por el NED, ninguna de estas dos explicaciones, ni de otras que se dan, está probada documentalmente. Es singular la terminación -anos de la forma española, comp. it. y port. calomelano o -anos (ya en Moraes, 1813); puede explicarse por el genitivo griego (μέλανος), que es el caso en que se ponían en las recetas los nombres de los ingredientes.